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Cómo hacer frente a la deuda social.

Por Pablo de la Torre - Presidente de la Asociación Civil Concordia

Publicado en el diario La Nación, 10-07-2019


Hace diez años que los informes del Barómetro de la Deuda Social de la UCA, arrojan datos similares: alrededor de la mitad de los chicos de nuestro país son pobres. Pobres no sólo económicamente, sino también pobres de derechos: de acceso a la educación, a la salud, al agua potable y a una vivienda digna, entre otros.


Los índices mejoran o empeoran en forma relativa, según dónde haya puesto el acento el gobierno de turno: mayor acceso al alimento o a la información con la aparición de la AUH o del Plan Conectar Igualdad, o mejores condiciones de saneamiento y vivienda, con el programa de obra pública del actual gobierno. Pero nunca logramos mover la aguja de manera significativa. Nada parece alcanzar.


Sin embargo, si queremos salir adelante como país, es una de las cuestiones más urgentes que debemos solucionar. Es imprescindible tomar la decisión política de hacerlo a escala nacional. Sobran ejemplo de ello en países vecinos como Chile o Uruguay, que han generado políticas de protección integral de la primera infancia y la maternidad vulnerable con alcance sobre todo el territorio. Y no sólo ellos, el año pasado, en el II Congreso Internacional sobre la Primera Infancia que organizamos en San Miguel, tuvimos la oportunidad de escuchar también otras experiencias como las de Jamaica, Costa Rica, República Dominicana y Colombia.


Todas ellas tienen un denominador común: el rol del estado deja de ser el de “proveedor” para pasar a ser un estado que sale al encuentro, que sale en búsqueda de aquellos que, por infinitos motivos, se encuentran en una situación tal que no tienen siquiera la capacidad de acercarse a los servicios que brinda el estado. Estas políticas de acompañamiento generan excelentes resultados y eficientizan también el uso de los recursos tradicionales.


Para nuestro gobierno municipal, el tema de la primera infancia fue siempre una preocupación. El contacto con el territorio y con las realidades que allí se palpan, nos llevaron a querer buscar una solución. A nivel nacional, conocimos algunas experiencias en ONGS que abordaban determinadas cuestiones como la desnutrición infantil o la maternidad vulnerable, pero no encontramos ninguna experiencia que lo hiciera de forma integral. Fue por eso que empezamos a mirar qué pasaba en los países vecinos, y decidimos replicar algunas ideas.


Así se fue consolidando una política integral de protección y promoción de la maternidad y la primera infancia vulnerables, tomadas en conjunto. El eje central de todas las estrategias que la conforman es el acompañamiento para brindar herramientas que permitan que las personas logren gestionar su propio futuro. Se trata de llegar primero y antes, atacando los problemas en su raíz para evitar que luego proliferen en frutos amargos.


Sin embargo, estamos convencidos que, si realmente queremos revertir en forma significativa los índices de pobreza infantil, deberemos encarar una política pública a nivel país, con un diseño federal y de aplicación municipal. El gobierno nacional es el que cuenta con los recursos, pero es el municipal el que por cercanía, contacto y conocimiento del territorio debe llevar adelante la tarea en cada lugar.



La concatenación de fracasos en el intento de mejorar una realidad, puede leerse de dos maneras: o es imposible de revertir y resignarnos a que el que nace pobre, vive y muere pobre, o debemos cambiar el paradigma desde el cual abordamos esa realidad. Como persona con una fuerte vocación social, no tengo más que pensar que estamos ante la segunda alternativa.

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